Nuestras Dependencias

Nuestras Dependencias

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Llevamos a cabo una obra social masiva en las áreas de salud, educación y servicio social. Nuestros hospitales, escuelas, hospicios, asilos y cementerios ofrecen la más alta calidad de servicio y calidez a millones de ecuatorianos menos favorecidos, quienes han confiado en nuestra experiencia y verdadera vocación de servicio desde 1888.

Ofrecemos asistencia médica general a personas de escasos recursos, a costos subsidiados. Nuestros hospitales cuentan también con el servicio de clínicas y pensionados a precios competitivos. Esta autogestión contribuye, en alguna medida, a subvencionar los costos de mantenimiento y operatividad de los hospitales generales que atienden a la comunidad de menores recursos.

Nos preocupamos por la formación y educación de miles de niños y niñas que asisten a nuestras unidades educativas. También nos encargamos de impartir una educación académica de alto nivel y rica en valores y principios, que prepara a los niños y jóvenes para una vida futura con bases sólidas.

Los  Hogares Calderón Ayluardo, en Guayaquil, y Manuel Galecio en Alausí son instituciones comprometidas con el cuidado y la educación integral de jóvenes, brindándoles una educación holística que abarca todos los aspectos de la persona, lo que les permite alcanzar un desarrollo completo y armónico de sus habilidades.

El Hogar Corazón de Jesús en Guayaquil, y San Pedro de Alausí, son hogares de acogida donde cientos de personas mayores, tanto hombres como mujeres, disfrutan de un ambiente tranquilo y pacífico, en el que se prioriza el orden, la limpieza y el cuidado.

Atendemos las necesidades de nuestros residentes de manera equitativa y con igualdad de derechos, fomentando su participación activa en nuestras actividades. De esta manera, valoramos a cada persona mayor como un ser único y especial, y enfatizamos el respeto absoluto por su dignidad.

Como parte de nuestra gran labor en beneficio de los más necesitados, prestamos servicios de cremaciones gratuitas a las personas de escasos recursos a través de nuestro Cementerio Patrimonial. Algunas de estas personas fallecen en instituciones sin fines de lucro como la Fundación Casa del Hombre Doliente, Fundación Clemencia, hospitales, morgues; así como de las dependencias de nuestra institución.

La Lotería Nacional fue creada por Ley en agosto de 1894, con la idea de convertirla en nuestra fuente principal de recursos para sostener la gran obra benéfica que realizamos. A lo largo de los años, la Lotería Nacional se ha establecido como una tradición de nuestro pueblo, parte de la conciencia colectiva de todos los ecuatorianos, quienes saben que comprando un “guachito” de Lotería Nacional, no sólo está apostando a la suerte, sino que también está contribuyendo al sostenimiento de nuestra labor social.

La historia de la Lotería y la Junta de Beneficencia de Guayaquil se narra mejor con los testimonios de cientos de miles de personas que han sido beneficiadas con la suerte y que han recibido de manera puntual sus premios económicos. De la misma forma, con los ingresos generados por la Lotería, miles de ecuatorianos pueden recibir anualmente atención médica y social, ya que el 100% del dinero generado por la venta de Lotería, es destinado a nuestra labor benéfica.

En la actualidad, los diversos juegos de la Lotería se realizan a nivel nacional y proporcionan trabajo a 3.200 familias ecuatorianas

 

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