Con capacidad para 60 usuarios (30 varones y 30 mujeres), el Centro de Rehabilitación Integral, CRI, del Instituto de Neurociencias de la Junta de Beneficencia, reabre después de la pandemia para incorporar de manera integral los talleres y actividades terapéuticas en los usuarios internos y externos.
Con el apoyo de las damas del voluntariado de Acorvol, los espacios del área de mujeres fueron ambientados acorde a las actividades que se realizan, entre ellas, bisutería, manualidades, belleza, yoga, baile, spa facial, peluquería y otras que ayudan a que las usuarias con patologías mentales se mantengan activas y adquieran destrezas y habilidades ocultas que pueden tener los usuarios y que ayudan a mejorar la capacidad sicosocial y sicomotriz. Mientras que los varones se inclinan más por la elaboración de monigotes y pintura de cuadros que están a la venta para autogestión de la compra de materiales.
Durante su reinauguración se destacó que el Centro de Rehabilitación integral es un espacio de atención terapéutica para los usuarios internos y para personas externas que tengan algún tipo de discapacidad psicosocial y que necesiten atención especializada. “Tener este tipo de centros en la comunidad es un pilar fundamental para evitar la hospitalización y las continuas recaídas que el paciente psiquiátrico tiene” señaló la Psi. María Cristina Game.
El trabajo de este centro se enfoca en la estimulación cognitiva, desarrollo de habilidades psicosociales, trabajo en equipo y el objetivo es evitar el deterioro que conlleva la institucionalización que conlleva largos periodos de tiempo.
Durante la reinauguración, los usuarios (pacientes) demostraron sus habilidades para la declamación de amorfinos, el baile y juegos como parte de las terapias diarias que realizan.
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