Angelito, es el nombre que se le dio al primer NN que fue sepultado en el bloque de los 24 nichos que el Panteón Metropolitano de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, donó a la Arquidiócesis para brindar una sepultura digna a aquellos niños que no llegaron a nacer.
“Ahora Angelito ya tiene nombre, la bendición y tendrá una sepultura digna” manifestó Mons. Luis Gerardo Cabrera, quien ofició la misa de bendición e inauguración de este espacio físico con un alto valor espiritual. Lo hizo en compañía del Obispo Geovanni Pacciolli y otros sacerdotes.
Durante la ceremonia religiosa que estuvo enmarcada en la recordación de los fieles difuntos, se pidió por el alma de aquellos nonatos que por diferentes circunstancias no nacieron y por el dolor de aquellas madres que los perdieron.
José Luis Salazar, Inspector de Cementerios de la Junta de Beneficencia manifestó su complacencia al ver hecho realidad un proyecto que nació de la iniciativa del movimiento “Bebés en los corazones de José y María” por el mes de abril y que contó con el apoyo de la Arquidiócesis de Guayaquil. “La Junta siempre se ha caracterizado por la obra social y no dudamos en sumarnos a este proyecto con la donación y construcción del bloque de nichos que albergará a estos angelitos que no llegaron a ver la luz” señaló.
De otra parte, César Salmon, Gerente Comercial de Cementerios, recordó que anualmente, el Cementerio Patrimonial recibe entre 12 a 18 cuerpos de bebés, de parte de la Policía o de maternidades, a quienes se los cremaba y se les daba un espacio para sepultarlos. “Ahora estos niños tienen un lugar especial para ellos donde sus madres o aquellas mujeres que se sientan identificadas con esta situación puedan acercarse y orar por ellos.
Finalmente, Mons. Cabrera agradeció a las personas que hicieron posible realidad este proyecto y a la Junta de Beneficencia, “institución que siempre ha tenido un compromiso con la vida estando presente en cada una de las etapas de la vida del ser humano”